martes, 20 de marzo de 2012

Grecia y Alemania (Ayer y hoy)


He acabado de leer un libro especialmente recomendable: HHhH, de Laurent Binet. Su foco es el atentado en Praga que costó la vida a Heydrich, uno de los peores nazis. No es sólo un libro de historia o un ensayo, sino que describe con detalles el proceso creativo o investigador.
Aparte de su indudable interés por el hecho histórico que analiza, a mí me han llamado la atención tres capítulos, aunque ahora me referiré sólo a dos de ellos, el 81 y el 86. Son los textos de las proclamas por las que, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi se apodera de Checoslovaquia con burdos pretextos. Aquí están ambos capítulos:

Cap. 81

«Berlín, 15 de marzo de 1939.

»A petición suya, el Führer ha recibido hoy en Berlín al Doctor Hácha, presidente de Checoslovaquia [los alemanes, por lo visto, no habían admitido todavía oficialmente la independencia de Eslovaquia, que sin embargo ellos mismos habían orquestado], al Doctor Chvalkovsky, ministro de Asuntos Exteriores de Checoslovaquia, en presencia del señor von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores. En el transcurso de la reunión, se ha examinado con total franqueza la grave situación creada por los acontecimientos de las últimas semanas en el actual territorio checoslovaco.

»Ambas partes se han declarado una a la otra convencidas de que deben hacerse todos los esfuerzos posibles para mantener la calma, el orden y la paz en esa parte de Europa central. El presidente del Estado checoslovaco ha declarado que, para alcanzar ese objetivo y para llegar a la pacificación definitiva, ha entregado, con total confianza, el destino del país y del pueblo checo en manos del Führer del Reich alemán. El Führer ha apreciado esta declaración; ha expresado su intención de poner al pueblo checo bajo la protección del Reich alemán y de garantizarle el desarrollo autónomo de su vida étnica, tal como conviene a su carácter propio.»

Cap. 86

Al día siguiente, 16 de marzo de 1939, Hitler hace esta proclamación:

«Durante mil años, las provincias de Bohemia y de Moravia han formado parte del espacio vital del pueblo alemán. Checoslovaquia ha demostrado fundamentalmente que era incapaz de sobrevivir y, de hecho, hoy se halla inmersa en un estado de completa disolución. El Reich alemán no puede tolerar la existencia de disturbios continuos en este territorio. Por ese motivo, y en virtud de la ley de autoconservación, el Reich alemán está desde ahora dispuesto a intervenir y a tomar las medidas decisivas de cara a establecer las bases de un orden razonable en Europa central. A lo largo de los mil años de su historia, el Reich ha dado repetidas muestras de que, por la grandeza y las cualidades del pueblo alemán, es el único cualificado para emprender esa tarea.»

Lo que más me sorprende es que el texto de ambas proclamas pueda ser utilizado hoy en día por parte de Alemania con respecto a Grecia en lo que se refiere a cuestiones económicas. Un par de ejemplos. Vamos a sustituir algunos nombres y veamos qué pasa: El presidente del Estado checoslovaco [griego] ha declarado que, para alcanzar ese objetivo y para llegar a la pacificación definitiva [la crisis del euro y la deuda], ha entregado, con total confianza, el destino del país y del pueblo checo [griego] en manos del Führer [Angela Merkel] del Reich alemán. Porque esto es lo que en realidad ha sucedido con la situación económica griega y su deuda.

El segundo ejemplo: el Reich [Alemania] ha dado repetidas muestras de que, por la grandeza y las cualidades del pueblo alemán, es el único cualificado para emprender esa tarea [la crisis del euro y la deuda]. Esto los alemanes se lo siguen creyendo.

Que nadie me diga que el fascismo y el nazismo ya no pueden volver a ocurrir.